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Buenas tardes, señor Mariano Sanz, Rector de este centro, muchas gracias por su invitación; arratsaldeon [arrachaldeon] señor Javier Retegui, ponente de esta tarde que tengo el honor de anteceder en el uso de la palabra; estimados todos los aquí presentes.
Unas breves palabras. En octubre de 2012 tuvo lugar un acto de presentación de la Experiencia Cooperativa de Mondragón en este mismo lugar, el Centro de Estudios Eclesiásticos de la Iglesia de los españoles de Santiago y Montserrat. En él participaron los señores Juan Manuel Sinde y José Luis Jiménez, cooperativistas cristianos, y Monseñor Ricardo Blázquez, Arzobispo de Valladolid, que el pasado mes ha sido elegido presidente de la Conferencia Episcopal Española, y al que –desde este lugar- aprovecho para encomendar mis mejores deseos. Pues bien, aquella conferencia se produjo en el contexto del Sínodo de Obispos sobre “La Nueva Evangelización”. Hoy, esta presentación tiene lugar en un contexto pascual en el que la Iglesia vive convocada por la Evangelii Gaudium de Francisco a “una nueva etapa evangelizadora” (EG 1). Una exhortación apostólica nutrida por las reflexiones de aquel Sínodo, que el propio Papa declara “programática” de este pontificado.
Déjenme subrayar tres aspectos.
1. Francisco, en continuidad con Evangelii Nuntiandi, resalta el vínculo inseparable entre evangelización y compromiso social, a través de todo un capítulo que titula precisamente “la dimensión social de la evangelización”. En su frontispicio nos dice: “el kerigma tiene un contenido ineludiblemente social” (EG 177). Con diversos argumentos teológicos y bíblicos sale al paso de una interpretación de la evangelización de carácter individualista y espiritualista que separa entre “la confesión de fe y el compromiso social”. Recuerda lo que dice el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia sobre el carácter social e histórico de la redención: “Dios, en Cristo, no redime solamente la persona individual, sino también las relaciones sociales entre los hombres” (n. 52). La propuesta del evangelio no se restringe a una relación personal con Dios –dice el Papa-, “la propuesta es el Reino de Dios”: “buscad ante todo el Reino de Dios y su justicia, y todo lo demás vendrá por añadidura” (Mt 6,33). Se trata de “amar a Dios que reina en el mundo”, de modo que a medida que avance este reinado, “la vida social será ámbito de fraternidad, de justicia, de paz, de dignidad para todos” (EG 180).
Este subrayado es determinante, porque lo social adquiere centralidad y prioridad para el compromiso evangelizador de la comunidad cristiana y de toda la Iglesia. También para el testimonio del cristiano laico y para la manera de comprender el ministerio de los pastores. Quiero hacer notar que esto se dice en una exhortación apostólica que no trata de doctrina social de la Iglesia, sino que es un documento sobre la evangelización.
2. En segundo lugar. Esta concepción social de la evangelización está en la base de la importancia que Evangelii Gaudium otorga a la “inequidad” y la economía en el diagnóstico socio-religioso del mundo de hoy. Igual que lo fue en otros tiempos para Rerum Novarum o para Quadagesimo Anno. Francisco observa positivos logros en el cambio de época que vivimos, pero su mirada se fija en la vida de tantos miles de millones de personas que viven en precariedad, sin la dignidad propia de los hijos e hijas de Dios. Hay bienes, recursos y riqueza en el planeta, pero está mal repartida. Pone el dedo en la llaga: “la inequidad es la raíz de los males sociales” (EG 202). Recupera la dimensión estructural del pecado: “esa economía mata” (EG 53). Adopta una posición creyente y ética sobre el sistema económico, como exigencia del anuncio de la salvación aquí y ahora. “No a una economía de la exclusión y la inequidad”. Una economía basada en la ley del más fuerte es una economía de la exclusión (EG 53). “No a las teorías del derrame”. El crecimiento económico en sí no genera mayor equidad e inclusión social (EG 54). “No a la globalización de la indiferencia”. La indiferencia es la condición que hace posible el “entusiasmo con ese ideal egoísta” de “sostener un estilo de vida que excluye a otros”. Esta cultura del bienestar “nos anestesia” (EG 54). “No a la nueva idolatría del dinero”. La crisis financiera revela “una profunda crisis antropológica”: ¡la negación de la primacía del ser humano! Hemos creado nuevos ídolos. La adoración del antiguo becerro de oro (cf. Ex 32,1-35)” (EG 55). “No a un dinero que gobierna en lugar de servir”. Francisco exige una reforma financiera guiada por principios éticos (EG 57). El Papa denuncia la dictadura de una economía, “una nueva tiranía invisible” (EG 56) que ha olvidado su rostro humano y su destino, el servicio a las personas y el bien común. Todo, las personas, su dignidad, su vida, el medio ambiente, la familia,… queda fagocitado, sacrificado a la nueva idolatría a lomos de “la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera”, por la que las “ganancias de unos pocos crecen exponencialmente” mientras “las de la mayoría se alejan del bienestar de esa minoría feliz (EG 56).
3. Ante esta situación, en tercer lugar, Francisco no se conforma con palabras, denuncias y lamentos. Llama a la encarnación y a la acción. No está satisfecho con una Iglesia encerrada sobre sí misma y sus seguridades doctrinales. Quiere una “Iglesia en salida”. Dice con convicción y persuasión: “prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades” (EG 49). También, respecto a la enseñanza de la Iglesia sobre las cuestiones sociales, teme que los grandes principios puedan quedar en “meras generalidades que no interpelan a nadie” (EG 182). Cuando en otro lugar menciona la tensión entre la realidad y la idea, defiende -en coherencia con la lógica de la Encarnación- el criterio de que “la realidad es superior a la idea”. El reino de Dios no es retórica ni nominalismo. “Es peligroso vivir en el reino de la sola palabra, de la imagen, del sofisma” (EG 231). Por ello llama a poner en práctica la Palabra, a realizar obras de justicia y caridad en las que esa Palabra sea fecunda” (EG 233). Ciertamente cuando asistimos al empobrecimiento de familias, el despido de millones de trabajadores, la precarización de las condiciones de vida de los ciudadanos, el deterioro de los servicios de educación y de salud, el aumento de la pobreza infantil, en definitiva, el agravamiento de la inequidad y la exclusión social, no bastan las palabras. Es hora de “primerear”, es hora de acción. Sólo así será posible un anuncio creíble de la esperanza cristiana para las víctimas y los desfavorecidos. ¿Cómo convertir las ideas de la prioridad del trabajo sobre el capital o el destino universal de los bienes en realidades de salvación?
Nada más oportuno para esta nueva etapa evangelizadora que la conferencia que hoy nos trae aquí. “El cooperativismo como una de las respuestas de la Doctrina Social de la Iglesia ante la crisis económica. La acción pastoral del P. Arizmendiarrieta y la Experiencia cooperativa”.
Primero, porque ciertamente las empresas cooperativas han sido una línea de acción propugnada por la Iglesia, especialmente por Pío XI en Quadragesimo Anno, también por Juan XXIII en Mater et Magistra. Ciertamente, he de decirlo públicamente, desde que el Consejo Pontificio Justicia y Paz conoce Mondragon, por la visita del Cardenal Martino en 2009, no puede menos que apreciar esta práctica y señalar como ejemplar el modo en que la Experiencia Cooperativa de Mondragón es un modelo diferencial de compañía multinacional, que a la vez que genera riqueza y compite en el mercado, se asienta en principios éticos inspirados en el Evangelio y la Doctrina Social.
Segundo, porque el ministerio del P. Arizmediarrieta, que dio a luz la Experiencia Cooperativa, no es simplemente pasado, sino que está lleno de actualidad. En la nueva evangelización que nos propone Francisco, representa un ejemplo sobresaliente de un evangelizador de lo social (CDSI, n. 524). Su servicio ministerial integró tanto la formación apostólica, humana y técnica de los jóvenes, como la creación con esos jóvenes de Acción Católica de estructuras económicas y relaciones de trabajo conformes al Evangelio. No en vano su causa se encuentra en la Congregación para la Causa de los Santos, siendo así que a finales de este mismo año será examinada por el Congreso peculiar.
Tercero, porque la Iglesia, desde el criterio de que “la realidad es superior a la idea”, puede contribuir a hacer frente a la crisis económica y a transformar el sistema económico mundial, impulsando la formación de personas y el apoyo inicial necesario para la creación de experiencias empresariales en el mundo, basadas en la economía del bien común, como la de Mondragón. Una experiencia empresarial no es inmune a una crisis económica, se ha visto en el caso de “Fagor electrodomésticos”, pero donde se decide la ética es en la gestión de la crisis. En este caso, el criterio principal de la gestión de la crisis ha sido, en primer lugar y con notable éxito, la recolocación de los socios trabajadores.
No me alargaré más. Les invito a escuchar al Sr. Javier Retegui, de la Comisión Postuladora para la Canonización del Siervo de Dios, P. José María Arizmendiarrieta. De formación ingeniero, en su vida profesional ha ejercido como Rector de la Universidad de Mondragón y como consejero de Industria del Gobierno Vasco. Muchas gracias.
Monseñor Mario Toso
Secretario Consejo Pontificio Justicia y Paz
Roma, 29 de abril de 2014
Categorías: Noticias de la causa.
DON JOSE Mº ARIZMENDIARRIETA
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