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El pasado 29.11 se cumplieron 48 años del fallecimiento del hoy Venerable D. José María Arizmendiarrieta, probablemente una de las figuras vascas más importantes del siglo XX. Momento adecuado para recordar y tratar de extender un legado que es un referente mundial: una Experiencia Cooperativa en la que supo inocular los principios y valores del humanismo cristiano y que es un motivo de orgullo para los participantes en ella y un motivo de admiración para muchos pensadores y expertos mundiales en el ámbito empresarial.
Por ello, si hablamos de cultivar su legado estamos hablando de conservar, mejorar si cabe, y en todo caso desarrollar las empresas e instituciones que ayudó a crear, hoy repartidas en tres grupos cooperativos y algunas empresas ajenas a los mismos. Las vicisitudes que han hecho que no estemos hablando de un único grupo no excluye el reconocer unos elementos de identidad compartidos y unos valores de referencia similares.
Son, por tanto, muchas las personas, los equipos directivos, las instituciones que tienen un papel importante en el cuidado de su legado, así como una preocupación por ser fieles a los valores de referencia en los casos en los que la fórmula cooperativa no se ha podido utilizar por diferentes motivos, pero que no excluye el reto de aplicarlos en las condiciones jurídicas elegidas en cada caso.
En ese contexto la Fundación Arizmendiarrieta Kristau Fundazioa, institución canónica y por tanto totalmente independiente de la realidad empresarial citada, no es sino un modesto actor en la puesta en práctica de dos lemas queridos por Arizmendiarrieta en la extensión de su legado: Transformar la empresa para transformar la sociedad y Siempre hay un paso más que dar.
Por ello una nueva aportación supondría avanzar hacia la formalización legal del Modelo inclusivo participativo de empresa, que quizás merezca la pena recordar que está inspirado en los principios y valores del humanismo cristiano, por un lado, y en los sistemas de gestión puestos en práctica en algunas cooperativas de los grupos cooperativos citados aplicando esos mismos valores, por otro. Se concreta en cuatro ejes que, en definitiva, buscan humanizar las empresas y mejorar su competitividad, conciliando ésta con el desarrollo de las personas que en ellas trabajan; que tratan de sustituir la confrontación como actitud básica por una cooperación que genere beneficios para todos y que se preocupan de la Comunidad en que se inserta, así como del impacto de su actividad en el medio ambiente circundante.
Es reseñable que con este planteamiento las instituciones de la CAV y Navarra se adelantaron a una corriente que poco a poco se va imponiendo en el mundo occidental ya que se adapta a una realidad cambiante en el mundo. De hecho, se va imponiendo en Occidente la idea de que los beneficios son necesarios y los accionistas merecen un retorno justo, pero no son “el objetivo”. El objetivo que, como hemos expuesto en estas mismas páginas, está puesto en el propósito.
Por otra parte, el Modelo ha sido adecuado a realidades diversas. Así un grupo de directivos y consultores del País Vasco generó la variante Dirección, más asumible por un mayor número de directivos de empresas vascas actuales. También, en esta ocasión por personas representativas de fuera del País Vasco, la variante Internacional, que, como su propio nombre indica, ha permitido su aceptación a nivel internacional hasta el punto de que está siendo difundido a nivel mundial por UNIAPAC, asociación de empresarios y directivos cristianos que agrupa a unos 40.000 responsables empresariales de 43 países. Asimismo, desde otras perspectivas, personas representativas de los distintos sectores de actividad han dado a luz la variante Non profit dirigida a entidades sin ánimo de lucro, la denominada Con enfoque en la igualdad de género, recogiendo las especificidades de dicha problemática y la llamada Sociedades públicas, enfocada a dicha tipología de empresas.
Hemos llegado, en cualquier caso, a la conclusión de que, a fin de buscar su máxima aplicabilidad en las empresas convencionales, sería de interés buscar la formalización de una nueva tipología societaria, para lo que sería necesario profundizar en el trabajo con agentes políticos, sociales y empresariales del conjunto del Estado. Se trataría, por tanto, de un objetivo muy ambicioso, que complementaría la actual panoplia de SA, SL, Cooperativas y Sociales Laborales. Sería una fórmula a la que las empresas se adherirían libremente y que tuviera también, deseablemente, un régimen fiscal diferenciado, intermedio entre las empresas convencionales y las cooperativas, por comprometerse estatutariamente a prácticas de gestión y participación de los trabajadores en la gestión y resultados en línea con las recomendaciones del citado Modelo.
Juan Manuel Sinde
Presidente de Arizmendiarrieta Kristau Fundazioa
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DON JOSE Mº ARIZMENDIARRIETA
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